Disfraz de soldado medieval.
Durante la Alta Edad Media, la principal (y casi única) táctica de los soldados de infantería, que componían la principal fuerza de los ejércitos de la Alta Edad Media, suponía aproximarse al enemigo y descargar hachazos sobre él. Los francos disponían de hachas arrojadizas llamadas franciscas (de ahí el nombre del pueblo3 ). El poder de la caballería pesada, que apareció en tiempos de Carlomagno, relegó a la infantería a un segundo plano, más que nada, porque no se trataba de una tropa bien instruida y con disciplina. En los primeros ejércitos feudales, ls infantería se componía de campesinos mal armados y sin instrucción.
Distintos tipos de franciscas merovingias. Este tipo de hacha era característico de los pueblos germanos occidentales.
Los lanceros escoceses en la batalla de Bannockburn (1314). Escocia de valió de tropas de infantería con lanzas para derrotar a Inglaterra.
Las primeras defensas contra la caballería surgieron de manos de los anglosajones. Consistía en colocar a los hombres juntos y con los escudos juntos para formar una barrera que frenase a la caballería y los protegieses de los arqueros. Así combatieron los anglosajones en Hastings, y de hecho, frenaron el ataque de la caballería normanda. De hecho, en las zonas donde era dificultoso formar tropas de caballería pesada, especialmente regiones de terreno más bien accidentado, como Escocia o Suiza, y en las ciudades independientes, la infantería experimentó cierto resurgimiento. Debido a sus necesidades, encontraron modos de organizar ejércitos eficaces que incluían muy poca caballería. Se probó que los caballos no se lanzarían contra una barrera de estacas o de lanzas. Una formación de lanceros podía frenar a la caballería noble de mucho más poder, y ello por una pequeña parte del coste del mantenimiento de la caballería pesada.